Novela negra, Destino, 2012. 176 págs.
De un contenedor de basura en un aparcamiento periférico asoma el
cadáver de una chica jovencísima. Estamos en un pueblo de la costa de
Livorno, el imaginario Pineta, convertido en una localidad balnearia de
moda: donde estaba el bar con petanca han puesto un discopub al aire
libre, en la pineda hay un gimnasio exterior de body-building y ya no
hay bancos, sólo aparcamientos para las motos. El homicidio parece ser
un asunto de droga y sexo, y las sospechas recaen sobre dos amigos de la
víctima, malcriada hija de buena familia de licenciosa conducta.
Pero la casualidad quiere que, por amor al cotilleo y para matar el
tiempo, el grupo de los viejecitos del Bar Lume comience a hablar sobre
el crimen, a discutir, a reñir y, por último, a indagar. El propietario
del bar, Massimo, nieto de uno de ellos, se acaba erigiendo como el
verdadero y desganado investigador, al que los jubilados, como un coro
griego, discuten sus intuiciones, las desmontan y las perfeccionan,
pasándolas por un cómico cedazo de irreverencias, y convirtiendo la
investigación, más allá de la intriga policíaca, en una expresión de
testaruda supervivencia de los habitantes del pueblo frente a la
devastación del consumismo turístico modelado por la televisión (Texto de la contraportada).
Algunas críticas y otras opiniones competentes:
"La historia se mueve entre la comedia irreverente y la investigación del asesinato de una niña bien.(...) Corta y ágil, la sonrisa no se ha borrado de mi cara y las carcajadas también han aparecido de vez en cuando." Sarah Manzano en el blog Papel en blanco.
"Una
novela negra al uso, de las que gustan y entretienen, de las que entran
desde la primera página y nos deja el gusanillo de querer saber qué ha
pasado..." Blog Casa de Libros Perdidos
"Deliciosa comedia de costumbres con cadáver al fondo. Muy, muy divertida. Un autor por descubrir." Alicia Giménez Bartlett
"Si hubiera nacido en la Toscana, Camilleri se llamaría Marco Malvaldi." Paco Camarasa. Citados en PlanetadeLibros.com
Lo recomiendo porque:
Es una novela corta y fresca, para leer de una sentada. Hay un policía y una comisaría, pero la verdadera investigación se lleva a cabo en un bar de la localidad, un bar cualquiera, y es su camarero el poseedor de una notable capacidad de observación detectivesca. Ello, unido a la confusa línea que separa los apuntes sobre la investigación en boca de unos jubilados, clientes del bar, con los meros cotilleos locales, hacen que esta obra sorprenda, sin contar nada nuevo ni de forma diferente, por ser amena, ingeniosa y original.